(Post escrit el 30 d'Abril a l'aeroport de Doha, en trànsit cap a Katmandú. Oscar Bosch)
Si un hombre disfrazado de pirata, con
un pie en el escenario y un loro en el hombro te dice “hemos de
hablar de proyectos”, ten cuidado, podría tratarse del Màgic
Andreu y tu vida ya no volvería a ser la misma.
De hecho, eso es lo que me pasó a mí.
Dijo las palabras mágicas y, abrakadabra, aquí estoy, en el
aeropuerto de Doha, en Qatar, esperando conexión para Katmandú.
Un mes
Todavía no sé cómo me he visto
envuelto en este proyecto, pero el caso es que nos vamos a pasar
juntos un mes en el Nepal. Él hará magia a los niños y yo haré
las fotos. Aunque con el Màgic Andreu nunca se sabe: a lo mejor
acabo haciendo yo la magia y él las fotos. De todos modos, lo más
probable es que acaben siendo los niños los que, como siempre, hagan
la magia.
También grabaremos algo de vídeo.
Luego, a la vuelta lo editaremos todo, lo pondremos en la chistera y
ya veremos qué hacemos con lo que salga.
Amics forever
El itinerario por las escuelas nos lo
ha organizado Amics del Nepal, que se han volcado calurosamente en el
proyecto. Mónica ha hecho una excelente labor de contacto y ruta,
Ramon nos ha dado todas las facilidades y Dani nos espera en Katmandú
para abrirnos camino el primer día. Al que tengo ganas de conocer es
a Rupak, el joven nepalí que nos hará de guía e interprete. Una
persona que se llama así tiene todos los números de ser simpática.
El vuelo Barcelona - Doha ha ido como
una seda, aunque el despegue ha sido un poco brusco, por el mal
tiempo. Justo en ese momento el Màgic Andreu, mirando por la ventana
me comentaba -los aviones no están hechos para volar, ¿sabes quién
me lo dijo? un aeronáutico. ¡Sólo me faltaba esto!
En seis plácidas horas he sabido más
del Màgic Andreu que en las cuatro o cinco veces anteriores que lo
he visto. Es un magnífico calígrafo, y lleva consigo sus plumas y
libretas de primerísima calidad. Ha escrito mi nombre, Oscar, y es
la primera vez que esa “O” no se me antoja grandilocuente como mi
calva testa. Ambos compartimos admiración por la tienda esa del
barrio gótico donde venden libretas de piel.
Magia por todo lo alto
Otro momento encantador ha sido cuando
han venido las azafatas a pedirnos trucos de magia. Todo ha empezado
cuando Màgic le pedía a una de ellas un trozo más de pan para el
almuerzo. Como nunca recibe nada sin dar algo a cambio le ha empezado
a sacar bolitas rojas de espuma de todas partes: la oreja, el pelo,
sus propias manos... No he visto a nadie tan hábil como él con las
manos. Hacía todo esto delante mío y no he sido capaz de descubrir
el truco. Al cabo de cinco minutos teníamos dos nuevas azafatas
pidiendo su ración de magia. Suerte que no ha venido el piloto...
Nos quedan cinco horas de espera para
poder coger el avión de Katmandú. Voy a ver si hay sitio en la
“quiet zone” y puedo dormir un par de horitas.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada