diumenge, 12 de maig del 2013

¡Nos meten en la cárcel!



Bhimphedi, además de ser el pueblecito entre montañas que acoge la casa de Balmandir, también tiene una prisión “de alta seguridad”. En ella están internados cerca de 400 convictos cumpliendo condenas por delitos de diversa índole: robos, tráfico de drogas...

Preparados en cinco minutos

El Màgic Andreu y Dani habían estado comentando la posibilidad de realizar una actuación allá, pero no habíamos concretado nada. De repente, entró Dani en la habitación: -dentro de una hora tenéis una actuación en la cárcel-. En cinco minutos, el Mágic Andreu, Rupak y yo estábamos listos, el primero con su espectáculo en la mochila, el segundo con el equipo de sonido y yo con mi cámara.
Cogí la compacta con la esperanza de que pasara desapercibida a los ojos de los vigilantes, pero fue en vano. Cámaras, móviles, bolsas... Todo lo que no era imprescindible para la actuación se quedó fuera.

Tensión

Una vez dentro nos sorprendió ver que nos rodeaban los presos con total naturalidad. Nosotros no sabíamos cuáles de ellos eran policías de paisano y cuáles eran internos, pero empezamos a preparar las cosas con cierta tensión. A mí no me hacía gracia tener gente detrás que no sé quiénes son. ¿Y si a alguno se le ocurría escapar poniéndome un cuchillo en la garganta?
En fin... como no podía hacer fotos ayudé a entrar el equipo, montar la mesa y custodiar la mochila del Màgic Andreu con todas sus cosas.

Otro éxito

El material que se había traído el Màgic Andreu consistía en un espectáculo pensado principalmente para niños. No obstante, enseguida vimos que los presos se lo estaban pasando en grande.
Una cualidad del Màgic Andreu es su capacidad para improvisar chistes sacando partido a cualquier situación, por lo que las magias venían acompañadas de momentos hilarantes. ¿Os imagináis al Màgic Andreu entregándole a un preso el bolígrafo que acaba de birlarle ante sus propias narices? Pues eso es exactamente lo que hizo.

De tú a tú

El propio Màgic Andreu me confesó haber llegado al centro un tanto nervioso, pero como ha actuado un montón de veces en cárceles españolas ya tenía experiencia.
-Nunca le preguntes a un preso qué ha hecho, sino de qué se le acusa- me dijo.
El caso es que la actuación le realizó con la misma calidez y picardía que con los niños, y en un momento dado llegó a “echar fuera de la clase” a un voluntario que había salido a colaborar en una magia.
Out!- le dijo señalando el exterior. Para añadir- Well, out no, my friend, you can't leave the prison-. La carcajada fue de las más sonadas del día. ¡Yo nunca tendría valor para hacer una broma así a un interno!

Sin fotos

¿Queréis saber qué cara hacían los presos durante la actuación? Pues como no nos dejaron hacer fotos tendremos que explicarlo.
Nada más fácil: hacían la misma cara que tantos y tantos niños que hemos visto estos días.
Es una sensación muy extraña que unas personas que al principio te infundían cierto temor las acabes viendo como niños ilusionados, niños riendo, niños traviesos, niños queriendo saber el truco. Piensas entonces en los motivos que los han llevado a aquella cárcel, en las condiciones de vida que que tienen allí, y en cómo será su vida cuando nos vayamos. Ojalá tengan oportunidad de rehacer sus vidas.

Ovación

La actuación acabó con un sentido agradecimiento por parte de los presos. Fue tan emocionante que el Màgic Andreu les prometió que volvería. No sé, como es mago...




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